Por Araceli Aguilar Salgado
Periodista, Abogada, Ingeniera,
Escritora, Presidenta del Congreso
Hispanoamericano de Prensa,
Analista y comentarista mexicana,
del Estado de Guerrero, México.
“La importancia de una gestión pesquera sostenible y de conservación para evitar que las poblaciones de atún se reduzcan peligrosamente, y reconoce el papel fundamental de este ejemplar en el desarrollo sostenible, la seguridad alimentaria, la economía y los medios de vida de las personas de todo el mundo”.
El 2 de mayo se celebra el Día Mundial del Atún, una especie que está sometida a una sobrepesca por su valor nutritivo y económico. Las Naciones Unidas decretaron este día en el año 2016, siendo 2017 el primer año de celebración.
Muchos países en el mundo dependen del atún para la nutrición, el desarrollo económico, el empleo, e incluso la cultura y el ocio. Actualmente, 96 países tienen un sector pesquero dedicado al atún, con miles de barcos que faenan por los océanos del mundo entero.
Las especies de atún representan el 20% del valor de la pesca marítima y más del 8% de todos los productos del mar que se comercializan en el mundo. Dependemos del atún para nuestra propia subsistencia. Por eso, y por el valor de la especie en sí, es necesario proteger los recursos y ecosistemas de este pez.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtió en su informe (de 2016) "El estado mundial de la pesca y la acuicultura" sobre la necesidad de una gestión más eficaz para restaurar las poblaciones sobreexplotadas como la del atún.
En dicho informe, la FAO registró nuevas capturas récord para el atún. La FAO señalaba, también, la alta demanda del mercado de atún y el exceso de capacidad persistente de las flotas pesqueras.
Anualmente se descargan más de 7 millones de toneladas de atún y especies afines. Si tenemos esas cifras en la mente, es fácil entender el papel fundamental de este pez en el desarrollo sostenible, la seguridad alimentaria, la economía pesquera y la creación y mantenimiento del empleo de muchas familias. De ahí su importancia vital y la necesidad de detener la sobrepesca.
La FAO ya lleva años advirtiendo que la demanda de atún sigue siendo alta y que el exceso de capacidad de las flotas pesqueras persiste. Todo ello demuestra que todavía se precisa de una gestión efectiva para restaurar las poblaciones sobreexplotadas, entre las que se encuentra el atún.
La disminución de las reservas de atún como resultado de la sobrepesca hace necesario un marco legal internacional, como se refleja en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.
A nivel biológico, el atún es un pez extraordinario. Nadan con velocidades de crucero de 3 a 7 km/h, pero pueden alcanzar los 70 km/h y, excepcionalmente, son capaces de superar los 110 km/h en recorridos cortos.
Viajan grandes distancias durante sus migraciones recorriendo hasta 50 Km. diarios.
Ciertas especies de atunes pueden sumergirse hasta los 400 m de profundidad, y son capaces de saltar muy alto fuera del agua. Son de sangre templada, y son conocidos por formar equipo con delfines para protegerse de los tiburones.
El atún y sus otras tipologías derivadas suman alrededor de 40 especies presentes en el Atlántico, el océano Índico y el Pacífico, así como el mar Mediterráneo.
El 33,3% de las poblaciones de las siete especies principales de atún están explotadas a niveles biológicamente insostenibles.
La protección del atún se debe considerar como la de cualquier otra especie marina.
El atún enlatado ha sido sin duda un gran aliado en muchas neveras a lo largo de la pandemia. Pero, independientemente de las excepcionalidades de este período, no podemos ignorar que, desde hace tiempo, este producto es víctima de su éxito nutricional, ya que su carne es rica en Omega-3, contiene minerales, proteínas y vitamina B12, entre muchas otras bondades.
Los ácidos grasos omega-3 son Ácidos Grasos Esenciales, debido a que el cuerpo no los produce naturalmente, además de que no pueden ser reemplazados por otras grasas. Estos son fundamentales en el proceso de desinflamación.
Grasa monoinsaturada: Ayuda a reducir el colesterol de lipoproteína de baja densidad (LDL) que se acumula en los laterales de los vasos sanguíneos y que dificulta el paso de la sangre. A su vez, eleva el colesterol de lipoproteína de alta densidad (HDL-c), que retira parte del colesterol LDL acumulado en los vasos capilares.
Vitamina A: Ayuda a la formación y mantenimiento de dientes, tejidos blandos y óseos. También mantiene la salud de las membranas mucosas y de la piel. Se le conoce también como retinol, ya que produce los pigmentos en la retina del ojo.
Vitamina B: Las vitaminas del Complejo B son hidrosolubles; esto significa que el cuerpo no las puede almacenar, por lo que deben ser repuestas a diario. Estas son esenciales, además, para el crecimiento y ayudan al cuerpo a descomponer y utilizar los alimentos.
Vitamina D: Auxilia al organismo con la absorción de calcio y fósforo, que coadyuvan en el crecimiento y fortaleza de los huesos.
Lo importante de esta celebración es generar conciencia acerca de la explotación sostenible del atún. Está claro que es un pez con grandes propiedades para nuestra alimentación, y por eso mismo, nos toca a nosotros velar por su preservación y proteger su supervivencia.
Una necesidad que se ha reforzado con la creación de un Código de Conducta por una pesca sostenible, el acuerdo de las Naciones Unidas sobre las reservas pesqueras o las resoluciones de la Asamblea General en pro de una pesca sostenible, además de otros esfuerzos de la comunidad internacional en el ámbito regional o nacional.
Seamos optimistas en la lucha por el atún del mañana.
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