Por: Redacción Internacional - El Extranews
El poderoso terremoto que sacudió el oeste de Japón el pasado lunes 1 de enero de 2024, provocó una serie de advertencias y emergencias en todo el país. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) y la Agencia Meteorológica de Japón, el epicentro del terremoto de magnitud 7,5 se localizó al noreste de la ciudad de Anamizu en la prefectura de Ishikawa, con una distancia focal de 10 kilómetros. Este fenómeno natural ocurrió a las 16:10 hora local.
El tamaño y la ubicación del terremoto provocaron una alerta inmediata de tsunami a lo largo de la costa occidental de Japón, y las autoridades instaron a los residentes locales a evacuar como medida de precaución. El terremoto afectó muchos aspectos de la vida cotidiana y la infraestructura: carreteras y edificios sufrieron graves daños, los servicios de transporte y comunicaciones sufrieron graves perturbaciones y miles de hogares fueron advertidos de posibles cortes de energía.
En la zona se reportaron varias réplicas del terremoto, lo que empeoró la situación. La Agencia Meteorológica de Japón ha advertido que es posible que continúen las réplicas en los próximos días.
Recuerdos de Fukushima
El incidente sumió al país en el miedo y en los dolorosos recuerdos del devastador tsunami de 2011 que se cobró entre 16.000 y 18.000 vidas y desencadenó la crisis nuclear de Fukushima. El terremoto de magnitud 9,0-9,1 fue el más fuerte jamás registrado en Japón y uno de los cinco más fuertes del mundo desde que comenzaron los registros modernos en 1900. El epicentro se produjo en el Océano Pacífico, a unos 70 kilómetros al este de Japón. Península de Dalu, en la región noreste. El tsunami provocó múltiples fallos en la central nuclear de Fukushima Daiichi, provocando el peor accidente nuclear desde Chernóbil en 1986. Tres de los reactores de la planta sufrieron fusiones, liberando grandes cantidades de radiación en el área circundante (aunque no se produjeron muertes directamente).
Afortunadamente, la intensidad de los terremotos actuales no es tan fuerte y sus consecuencias no son tan catastróficas. Según informes preliminares, al menos 48 personas han muerto en la tragedia, y las operaciones de búsqueda y rescate continúan para encontrar personas atrapadas bajo los escombros. La prefectura de Ishikawa fue el epicentro del terremoto y una de las zonas más afectadas. Los medios locales informaron de varias muertes en la zona y los servicios de emergencia recibieron más de 290.000 llamadas de ayuda. Diecinueve centros de salud en la prefectura de Ishikawa y dos en la prefectura de Niigata están al borde del colapso debido a la falta de electricidad, agua y atención médica básica. En respuesta, el primer ministro Fumio Kishida ordenó la entrega de recursos esenciales por aire o mar, dando prioridad al rescate de las víctimas.
Consecuencias de los terremotos
El terremoto, con epicentro frente a la costa de las prefecturas de Ishikawa y Niigata a una profundidad de sólo diez kilómetros, fue el más fuerte de los 20 terremotos registrados el lunes por la tarde.
Esto desencadenó la primera alerta de tsunami desde el terremoto de Tohoku de 2011. Aunque la altura de las olas no superó el metro y medio, miles de japoneses huyeron a zonas más altas.
A diferencia del catastrófico evento de 2011 que generó olas de 10 metros de altura que devastaron la zona de Miyagi, esta vez la alerta de tsunami fue cancelada después de tres horas. Aunque la situación ha mejorado, persisten las preocupaciones, especialmente en las zonas costeras de Yamagata, Niigata Kamizuki, Sado, Toyama, Fukui, Hyogo e Ishikawa.
Como consecuencia del terremoto, un gran número de personas fueron desplazadas y buscaron refugio ante los peligros de las réplicas y la destrucción de sus hogares. Al menos 36.000 hogares se quedaron sin electricidad y las bajas temperaturas nocturnas crearon desafíos adicionales para proporcionar alojamiento adecuado. El gobierno instó a la población a estar alerta ante posibles nuevas réplicas y les dijo que no regresaran a las casas dañadas por el riesgo de derrumbe. Además, el gobierno ha establecido un gabinete de crisis para coordinar los esfuerzos de socorro en casos de desastre, incluida la gestión y distribución de la ayuda y los arreglos de transporte.
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