Por: Redacción Crónica de Estados Unidos El Extranews
Ningún país ha tenido una historia más fuertemente unida a la inmigración que los Estados Unidos. Tan solo en los primeros 15 años del siglo XX, más de 13 millones de personas llegaron a ese país, muchos de ellos a través de Ellis Island, el centro federal de inmigración que fue inaugurado en el puerto de Nueva York en 1982, como un monumento a los millones de personas que cruzaron ese umbral para entrar a los Estados Unidos.
Según el censo oficial de 1790, el número total de los estadounidenses era entonces 3.929.214. Cerca de la mitad de la población de los 13 estados originales en oriunda de Inglaterra, el resto eran escoceses o irlandeses, alemanes, holandeses, franceses, suecos, galeses y fineses. La mayoría de esos Europeos de raza blanca era protestante. La quinta parte de la población eran esclavos africanos.
Desde el principio, los estadounidenses vieron a los inmigrantes como una fuente de mano de obra barata. Por esta razón, antes de la década de 1920, pusieron pocas restricciones oficiales a la inmigración en los Estados Unidos. Sin embargo al ver que el número de inmigrantes era cada día mayor, algunos estadounidenses empezaron a sentir que su propia cultura estaba amenazada.
Los padres fundadores, sobre todo Thomas Jefferson, tenían opiniones ambiguas sobre la convivencia de que su país recibiera a los inmigrantes de todos los rincones del mundo. El autor de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos Jefferson, planteo la pregunta de si la democracia podría estar alguna vez segura en manos de gente que venía de países donde todo se subordinaba al monarca, o la realeza era sustituida por el gobierno del populacho, sin embargo muy pocas personas apoyaron la idea de cerrar las puertas a los inmigrantes, en un país donde la necesidad de mano de obra era tan urgente.
La inmigración disminuyo a fines del siglo XVIII y a principios del XIX, cuando las guerras perturbaron los viajes a través del Atlántico y los gobiernos de Europa restringieron la emigración, con el fin de retener a sus hombres jóvenes en edad militar. El índice de mortalidad en Europa descendió después de 1750, a causa de las mejoras en la atención médica y la sanidad. El abasto de alimentos aumento cuando a la rotación de cultivos y la fertilización sistemática se volvieron la norma, sin embargo, al aumentar el número de personas que explotaban la misma tierra, se redujo el tamaño de las parcelas agrícolas, al extremo que las familias a duras penas podían sobrevivir. Por añadidura, las industrias familiares son víctimas de la Revolución Industrial, que estaba mecanizando toda la producción. Miles de artesanos que no querían hallar empleo en las fábricas se quedaron sin trabajo.
A causa de la plaga del añubio que ataco a la papa en Irlanda y por la revolución que azotaba sin cesar las tierras de Alemania, varios millones más de inmigrantes llegaron a Norteamérica a mediados de la década de 1840. Mientras tanto un leve flujo de inmigrantes chinos, procedentes en su mayoría empobrecido sureste de ese país, empezó a llegar a la Costa Occidental de los Estados Unidos.
Casi 19 millones de personas llegaron a los Estados Unidos entre 1890 y 1921 en este último año, el congreso aprobó por primera restricciones severas al respecto en su mayoría los inmigrantes venían de Italia, Rusia, Polonia, Grecia y los Balcones, pero también llegaron muchos de otros lugares, fuera de Europa emigraron al este desde Japón, al sur desde Canadá y al norte desde México.
Sin embargo a principios de la década de 1920 se forjo una alianza entre los sindicatos preocupados por elevar los salarios y la gente que instaba a restringir la inmigración por motivos raciales o religiosos, como el Ku Klux Klan y liga para la Restricción de la inmigración puso límites de tipo permanente a la llegada de inmigrantes por medio de cuotas calculadas para cada uno de los países de origen.
La gran depresión de los años 30 frenóla inmigración de un modo todavía más drástico. En vista de que la opinión pública se oponía a la admisión de inmigrantes en general, aun en el caso de las minorías europeas perseguidas, fue relativamente bajo el número de refugiados que hallo asilo en los Estados Unidos después de 1933, cuando Adolfo Hitler, asumió el poder.
En las década de la posguerra, los Estados Unidos se siguieron aferrando a las cuotas basadas en el país de origen. Los partidarios de la ley McCarran Walter de 1952 dijeron que a raíz del relajamiento de las cuotas, los Estados Unidos podrían ser invadidos por agentes subversivos marxistas procedentes del este de Europa.
En 1965 el congreso dejo las cuotas por países y empezó a usar otras de tipo hemisférico. A los que eran familiares de ciudadanos estadounidenses se les daba preferencia, y también a los inmigrantes dotados de habilidades laborales que escaseaban en los Estados Unidos. Las cuotas hemisféricas fueron sustituidas en 1978 por un límite máximo de 290.000 personas para todo el mundo, el cual se redujo a 270.000 en 1980, con la aprobación de la ley de refugiados.
Desde mediados de la década de 1970, los Estados Unidos han recibido una nueva oleada de inmigrantes, que en su mayoría proviene de Asia y de América Latina y transforma las comunidades de toda la nación. Un cálculo actual sugiere que cada año llegan a los Estados Unidos en total 600.000 emigrantes ilegales.
A pesar de todo, la inmigración ilegal sigue siendo hoy un problema importante porque las cuotas para controlar el número de inmigrantes y refugiados no han dejado de ser muy inferiores a la demanda real. Gente de México y otros países de América Latina cruza todos los días la frontera suroeste de los Estados Unidos. En busca de mejores salarios y un mejor nivel de educación y cuidado de la salud para la familia. Así mismo hay un flujo sustancial de migración ilegal procedente de países como Irlanda, China y otras naciones de Asia. Los cálculos que algunos sugieren es que cada año llegan a los Estados Unidos hasta 600.000 inmigrantes ilegales.
Según un viejo adagio de los inmigrantes. “Los Estados Unidos te atraen y los Estadounidenses te repelen. A medida que la oléada actual de inmigración se integra a la corriente principal del país en los aspectos económico, político y cultural, el debate en torno al tema se agudiza. Sin embargo en la mayoría de los estadounidenses está muy arraigada la convicción de que en verdad, la Estatua de la libertad se yergue como un símbolo de su país, que alumbra con su lámpara a “puerta de Oro” y les da la bienvenida a todos los que “anhelan respirar en un clima de libertad”. Esa convicción y la certidumbre de que sus antepasados también fueron inmigrantes, han hecho que los Estados Unidos siguen siendo una nación de naciones.
Epilogo
Desde su nacimiento como un grupo de oscuras colonias asentadas a lo largo de la Costa del Atlántico, los EUA han sufrido una notable transformación para llegar a ser lo que el analista político Ben Wattenberg ha descrito como “La primera nación universal” es decir, un país poblado por casi 350 millones de personas, entre los que están representadas casi todas las naciones y grupos étnicos del mundo.
También es una nación donde es ritmo y la magnitud del cambio económico, tecnológico, cultural, democrático y social son implacables. Muy a menudo los EUA son el heraldo de la modernización y el cambio, que a la postre llegan a otros países y sociedades, en un mundo donde la dependencia recíproca y la comunicación entre las distintas partes es cada día mayor.
Sin embargó los EUA han conservado también un sentido de la continuidad, un conjunto de valores esenciales cuya presencia se puede rastrear desde la época de la fundación del país. Entre ellos figuran la fe en la libertad individual y en el gobierno democrático, y un firme compromiso con la oportunidad económica y el proceso de todos.
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